Si os apetece viajar con nosotros por la historia del noveno arte, es decir, el cómic, acercaros de vez en cuando a este blog.
Comenzamos con Winsor McCay (1871-1934) quien durante años, domingo a domingo, nos iba sumergiendo en los sueños del pequeño Nemo en sus surrealistas y asombrosas imágenes. Cada historieta de Little Nemo in Slumberland desarrollaba una misma estructura narrativa: el niño se acostaba en su cama y, a partir de allí, se deslizaba por un delirio onírico de elefantes, camas con piernas, setas gigantes, pájaros que llevan alzas, palacios de nieve... Al final de la página, el pequeño caía de la cama o era despertado por su madre, su abuelo, su padre, quien achacaban al exceso de cena sus pesadillas. Y vuelta a empezar. No pasaba una sola noche tranquilo, el pobre Nemo.
Pero, además de estos aciertos estructurales, la viñeta nos seduce por sus aprovechamientos de todas las posibilidades del género y, de forma particular, por sus geniales dibujos a todo color, de clara influencia modernista, del "Art Nouveau" y del "Art Decó". El dibujante es un maestro consumado y nos ha ganado para siempre. Y su obra ya es un clásico del cómic.
Disfrutad con las viejas glorias del género.