Ya lleva un tiempo recorriendo las salas de exposiciones de la Fundación Caixa Galicia esta muestra impresionante de fotografías de la norteamericana Ruth Matilda Anderson (1893-1983) que lleva por título: "Unha mirada de antano".
Y de eso se trata, precisamente, de mirar atrás. No muy atrás. Hace menos de un siglo. Entre 1924 y 1926 esta intrépida señorita americana, por encargo de la Hispanic Society of America de New York viajó en condiciones de auténtica pionera por un mundo que hoy nos parece tan alejado como el Far West.
Situemos un poco más a esta mujer. Nacida en Nebraska, de la estirpe de las colonizadoras del Oeste, recibió su formación de manos de su padre, Alfred Theodore Anderson, que poseía un estudio de fotografía en Kearney. Tras pasar por la Nebraska State University se graduó como profesora en 1915, pero se trasladó a Nueva York donde se formó como fotógrafa en la conocida Clarence H. White School of Photography. En 1921 fue contratada por la Hispanic Society, cuyo fundador Milton Archer Huntington era un enamorado de nuestro país, responsable, entre otros hitos, del encargo de los murales de Joaquín Sorolla que pudimos visitar el año pasado en el Museo del Prado. Aquí fue nombrada conservadora de fotografía y ya en 1923 destinada a España en su primera expedición fotográfica. Estas expediciones llegaron a ser cinco, producto de las cuales son varios libros y artículos. A partir de 1954 fue nombrada conservadora de trajes, puesto que ocupó hasta su jubilación.
Esta exposición recoge en torno a 800 fotografías de las más de cinco mil doscientas que hizo de Galicia en varias expediciones. La primera, como no podía ser menos en una época en la que las mujeres no se movían de casa apenas y si lo hacían era acompañadas de una figura respetable, está acompañada por su padre, el fotógrafo, que le asesora. En las cuatro siguientes, más intrépida aún si cabe, va junto a una compañera, la también fotógrafa Frances Spalding. Contemplando las fotos, el contraste entre la vestimenta, la estatura, la tez de la cara de las mujeres gallegas y estas dos jóvenes americanas es enorme. Parecen de razas distintas. Las primeras son bajitas, morenas, de cutis curtido por el trabajo al sol, lleno de arrugas, pero de ojos expresivos y asombrados. Las segundas, vestidas a la moda de la Belle Epoque, son altas, pálidas, serias y profesionales, pero saben estar en su papel y captar ese mundo que hoy asombra por perdido.
La exposición está dividida en varios temas: "Mar, terra e pobo" que incluye paisajes, cultura, arquitectura, villas y aldeas, ciudades; "Traballo e oficios" con agricultura, ganadería, ferias y mercados, labores y pesca; "Transportes", "Traxes", "Costumes, festas e ritos" y "Xentes".
Junto a las fotos, hay materiales como artículos de prensa, facturas de los hoteles, los libros de Anderson, etc. Esta muestra bien merece un detenido paseo que es como un viaje en el tiempo. Asombra no sólo reconocerse en ese antepasado labriego o feriante del que todos procedemos, no hace tanto. Asombra también la perfección técnica de unas fotografías tiradas en medio de unas condiciones duras. Sólo hay que ver los épicos itinerarios de esta mujer que no dejó rincón de Galicia por recorrer, aunque le costara dos días llegar desde A Rúa a Tui. Curioso también es leer los artículos que la prensa local dedica al paso de esta expedición fotográfica. El tópico de la mujer que viaja sola y que no por ello deja de ser femenina se repite y da idea de la concepción tan rígida que se tenía de la función de las mujeres no hace todavía un siglo. ¡Cuánto hemos avanzado!
Si os dais el capricho de comprar el Catálogo -un poco caro, es cierto- os llevaréis para casa un pequeño tesoro pues en cualquier momento podréis volver a echar un vistazo a esas imágenes que atraen tanto, además cuentan con un regalo añadido, las anotaciones a las fotografías, así como el bosquejo de un texto para un libro de Ruth y las cartas y el diario personal de su padre, Alfred.
Como la exposición todavía va a durar el próximo curso, pienso que será visitada obligada. No os arrepentiréis.
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